#OPLAStories - La historia de Olivia, Héctor y Gerardito: de cómo unos extraños se convierten en hermanos
Tainã Santana
Desde hace más de una década Venezuela está sumida en una profunda crisis económica y sociopolítica, sino basta ver cómo desde 2015 emigraron casi 8 millones de venezolanos por la dificultad extrema de acceder a bienes de primera necesidad como alimentos y medicinas. Más de 20 millones de personas necesitan apoyo humanitario, y el 82% de la población sufre de inseguridad alimentaria. En 2024, luego de las problemáticas elecciones presidenciales, el Consejo de Europa expresó gran preocupación por lo que tiene que ver con la democracia de ese país1.
Si como parte de una economía todavía en desarrollo, las familias antes de la crisis ya tenían dificultades para llegar a fin de mes, desde 2015 la situación empeoró, con problemas que aumentan cada año. Desde Venezuela nos escriben Olivia y Héctor, que en medio de tantas dificultades decidieron cuidar a Gerardo, un autista de 29 años que pasó varios años entre terapias y médicos, sin un diagnóstico definitivo.
“Vivimos en Mérida y la realidad de nuestra región es que durante muchos años tuvimos que elegir entre comida o salud, comida o ropa, comida o sostener a nuestros hijos en sus necesidades. Solo el que tiene familia y es venezolano puede entender lo que estamos pasando”.
El apoyo que Héctor y Olivia recibieron de la EdC el año pasado les permitió garantizarle a Gerardo su control anual con el neurólogo, brindarle todas las visitas médicas necesarias, cambiarle los anteojos y, cuando fue posible, cubrirle parte de su matrícula. Gerardito, como lo llaman, logró terminar sus estudios y convertirse en Técnico Superior en Gestión Hotelera y Servicios de Recepción. Actualmente continúa con sus estudios y, durante las vacaciones o los períodos festivos, trabaja en un hotel que lo conoce y que le da un apoyo por su condición de autista.
“En un momento difícil para el país - cuentan -, la ayuda nos permitió darle el ácido valproico, que faltaba por su costo elevado. Estábamos desesperados porque habíamos visto a una chica de 18 años morir por falta de ese remedio. Estamos agradecidos por ese amor concreto que da la vida, y que a menudo -como la viuda del Evangelio- da también lo que tiene para vivir, dándolo por amor a alguien que no conoce. Estas son nuestras oraciones por sus vidas, por sus fuentes de ingresos, por sus familias y por su fe… Un gracias eterno…”.
Olivia y Héctor nos enseñan que el compromiso de transformar la sociedad debe empezar por casa, a pesar de las innumerables dificultades que nos rodean. ¿Quién hubiese pensado, en medio de una crisis nacional, en cuidar a un desconocido, cuando lo que tenían no alcanzaba ni siquiera para la propia familia? Esta es la preciosa enseñanza que nos regalan Héctor y Olivia: no se puede construir un mañana mejor desde la comodidad, sino arremangándose y yendo al otro con todo lo que se tiene. Gerardito, a su vez, nos enseña que podemos ser nosotros mismos los protagonistas de nuestra vida y que, con las personas adecuadas en nuestro entorno, podemos tomar la vida en nuestras manos a pesar de nuestros límites.
¿Y tú qué esperas? Vive como Olivia y Héctor la experiencia de cuidar a alguien a tu alrededor, para contribuir al desarrollo de tu comunidad. ¿O conocés a alguien que ya lo hace y quieres saber cómo apoyarlo? ¡Escríbenos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y forma parte de esta historia!