En Castelgandolfo se realizó el evento de EoF para reiniciar todos juntos la economía, poniendo en el centro la persona y la dignidad humana.
Beatrice Cerrino
publicado en Città Nuova el 03/12/2025
Del 28 al 30 de noviembre el Centro Mariapoli di Castelgandolfo se tiñió de caras y de atuendos de unos 600 jóvenes de los 5 continentes… un espectáculo que hacía tiempo que no se veía. “¿Y si nos detenemos… y empezamos de nuevo?’’: una voz se cuela en la sala repleta mientras se bajan las luces y se ralentiza la música, como si en un instante el tiempo se contrajera y pidiera silencio antes de arrancar. Así comienza la ceremonia de apertura del Restarting the Economy, el evento mundial de Economy of Francesco. Es un jubileo, sin olvidar el significado bíblico de liberación de esclavos, de reposo de la tierra y de remisión de deudas.
La primera sorpresa llegó en los primeros minutos de la mañana: en el final de la apertura, se lee el mensaje que el papa León XIV envió a los jóvenes de Economy of Francesco. “Una economía que se renueva no es una máquina de producir, sino una actividad que restituye la vida a las personas, a las comunidades, a nuestra casa común”, escribe el Papa, invitando a los participantes a mirar las “cosas nuevas’’ partiendo de la periferia, y a cuidar con creatividad la herencia del papa Francisco. El mensaje se cierra con una invitación simple y directa a los jóvenes: ‘‘Vamos adelante juntos’’.
El encuentro alterna momentos plenarios con talleres, sesiones de pósters y encuentros paralelos que reúnen a los jóvenes en los tres ámbitos de compromiso: académico, empresarial y de change-makers. No faltaron, en los tres días, ponentes ilustres del calibre de padre Paolo Benanti, sr. Helen Alford, Stefano Zamagni y Massimo Mercati, por citar algunos, pero el espacio más amplio fue el que se dio a las historias de los jóvenes, los verdaderos realizadores del programa.
Las Prophetic Voices contaron experiencias de barrios regenerados gracias al protagonismo de los jóvenes: procesos educativos para adolescentes, iniciativas de reforestación comunitaria y proyectos de paz en áreas marcadas por conflictos.
Sólo una muestra: Nicolye Mondle, de 16 años, de Mozambique, narra la urgencia de dar voz a los adolescentes en un contexto donde la ansiedad, el aislamiento y la falta de lugares seguros pueden convertirse en heridas profundas. Su proyecto TeenRosa muestra cómo el empoderamiento nace con pequeños gestos de cuidado, capaces de generar verdaderas transformaciones. Vincenzo Porzio, de la Cooperativa La Paranza de Nápoles, trajo la historia de un grupo de jóvenes que decidió hace veinte años quedarse en el Rione Sanità transformando la belleza del patrimonio religioso en trabajo, esperanza y regeneración comunitaria. Erika Rumiche realiza en Perú un trabajo de regeneración ambiental con Forest Friends; Hassib-Al-Hassan Rizve Redoy trabaja en Bangladesh en proyectos comunitarios ligados a la ecología y a la paz. Historias muy diferentes, unidas por un rasgo común: todos meten mano en los problemas, sin apartar la mirada. 
Las Extraordinary Ideas presentaron soluciones innovadoras – desde la construcción modular a los dispositivos médicos de código abierto, desde los sistemas financieros transparentes para pequeños agricultores a las plataformas de inteligencia artificial ética – mostrando que es posible imaginar una economía que combine innovación, justicia y cuidado.
No faltaron momentos de silencio personal – Face to Face with Francis – una invitación a desacelerar de verdad, sin dejar de tener presente la figura de Francisco de Asís, que con su altísima pobreza es el trasfondo de toda esta vitalidad que se anima en su nombre.
Los grandes espacios que albergaron este encuentro fueron alentados por el EoF Fair, una especie de feria, un mapa viviente de la Economy of Francesco: stands, proyectos y encuentros espontáneos entre personas que se conocieron en los últimos años en aldeas temáticas y en centros locales.
Hay también un espacio artístico donde expresarse a través de la misteriosa y fascinante lengua de los ideogramas chinos, y donde armar el Gratitude Wall bajo la conducción experta del maestro Law Kwo Hung.
La presencia de un grupo numeroso de adolescentes que llegaron al congreso con sus colegios es muy significativa. Participaron activamente en todo el programa, que le dedicó a ellos especialmente dos momentos: un taller-laboratorio sobre el ‘parar y empezar de nuevo’, que puso en relación Jubileo y economía, lo que les permitió pensar sobre su contribución personal; y una interesante y atractiva visita al Pueblo Laudato Sí, deseado por el papa Francisco como un lugar de formación en ecología integral.
Las jornadas se extendieron en reflexiones sobre temas cruciales como la transición ecológica, la desigualdad, el mercado armamentista o el cuidado todavía a tiempo respecto a la inteligencia artificial. La última mañana ofreció una cautivante mesa redonda sobre la dignidad y el significado del trabajo. El aplauso interminable dio muestra de la fuerte experiencia de Yvan Saignet, un joven camerunés que consiguió hacer aprobar una ley en Italia para detener la práctica del caporalato, gracias a una acción tenaz de resistencia y de lucha, y relanzó la necesidad del consumo responsable.
Un hervidero de actividades, proyectos, momentos artísticos, sueños y nacimiento de nuevas amistades y colaboraciones. En el ultimo día, se lanzaron desde el escenario particularmente dos propuestas innovadoras:
Goal 0 – Spiritual Capital (Objetivo Cero – Capital Espiritual) nace de una crítica muy clara: los Objetivos de Desarrollo Sostenible de hoy no consideran el capital espiritual, el conjunto de las profundas motivaciones que orientan el actuar humano – sentido, responsabilidad, cuidado, capacidad de imaginar alternativas… Según los jóvenes de EoF, ignorar esta dimensión hace más frágil cualquier intento de transformación. Goal 0 no propone un nuevo objetivo para alcanzar en la Agenda 2030, sino un principio transversal que debería atravesar a todos los demás. La propuesta invita a integrar el capital espiritual a los proyectos de las políticas públicas, a reconocer y sostener los lugares donde eso se desarrolla (escuelas, comunidades, organizaciones), a construir instrumentos compartidos para evaluarlos y a considerarlo parte de las competencias cívicas necesarias para afrontar los desafíos mundiales. En esta perspectiva, Economy of Francesco se configura como un laboratorio en el que este capital ya se cultiva y se comparte.
Con esta propuesta, se presentó el Fraternity Report, que debería traducirse en un índice para evaluar el bienestar de un país, superando los límites del PIB que ya todos conocemos.
El trabajo de investigación parte de una pregunta simple pero decisiva: ¿se puede tratar a la fraternidad no como un sentimiento abstracto sino como una realidad que genera valor económico y social? El grupo de investigación analizó estudios de caso, recopiló datos cualitativos y elaboró un marco que considera la fraternidad como una forma de capital relacional, basada en los vínculos entre personas, grupos e instituciones, con recomendaciones y sugerencias para su aplicación en escuelas, empresas y organismos locales.
La idea de fondo es clara: la calidad de las relaciones no es un aspecto accesorio de la economía, sino que es uno de los factores que determinan la sustentabilidad de los territorios, la subsistencia de las organizaciones y la credibilidad de los procesos económicos. El Fraternity Report ofrece de esta manera instrumentos y un lenguaje para reconocer y registrar un valor que a menudo queda invisibilizado, pero que en la práctica incide en la salud de un sistema social y económico.
Estamos en la etapa final, sube al escenario el grupo que fue el corazón latiente de todo el encuentro, hay una gratitud inmensa y se le da la palabra a una hipotética Sara que, como en una suerte de flashback, cuenta su experiencia del 28-30/11/2025, ahora que en el 2050 es directora del Ministerio Internacional de la Fraternidad. Se apagan los reflectores y en los ojos queda la fisonomía de Stella, la pequeña niña nacida hace pocos meses, de Stefano, italiano, y de María, noruega, que se conocieron en el camino de la EoF. La profecía del signo representado por un bebé se repite.
Foto de: Luca Iacovone, Luigino Bruni, Antonella Ferrucci