CONECTA nos recordó que las preguntas más grandes nacen del encuentro. Cuando la comunión es posible, el cambio ya ha comenzado…
Sara María Álvarez Moisés
Del 18 al 20 de julio concluyó en Barcelona la segunda edición de CONECTA, una experiencia transformadora que durante tres meses reunió a personas de distintos contextos para dialogar, cuestionar y, sobre todo, construir comunión. En colaboración con el Institute for Socratic Dialogue y con el generoso apoyo de Porticus Iberia, qeste proyecto fue impulsado desde el corazón mismo de la Economía de Comunión, cuyo carisma sabe crear espacios donde las diferencias se vuelven puentes y donde la fraternidad se hace posible más allá de cualquier posición o rol en la sociedad.
A lo largo de las sesiones virtuales, muchos participantes compartieron cómo esta experiencia les permitió plantearse preguntas profundas que nunca antes se habían formulado:
“Llegué con preguntas y las resolví; ahora me voy con más preguntas, quizás más grandes.”
Otra persona resumió así su vivencia:
“Todo el proyecto ha sido una oportunidad para parar y escucharme, escuchar a los otros y escucharme en los otros.”
La sesión final, realizada de forma presencial y facilitada con la metodología del diálogo socrático, resultó especialmente reveladora. Lejos de etiquetas o jerarquías, los participantes se encontraron desde lo esencial. En ese ambiente de libertad y escucha, florecieron experiencias de confianza y autodescubrimiento:
“Normalmente me cuesta trabajo hablar delante de un grupo porque me achico, pero aquí he tenido la confianza”, compartió una participante, reflejando el ambiente seguro que se generó.
“CONECTA me regresó mi sentido de identidad y ha sido un punto de partida para lo que viene.”
La riqueza del encuentro se manifestó también en el reconocimiento mutuo y en una renovada comprensión del otro:
“Me llevo una comprensión más profunda del otro; darme cuenta de que los desafíos son los mismos para todos y he descubierto lo práctico como útil de la filosofía.”
Este testimonio resume el espíritu de lo vivido: el valor de CONECTA no está en ofrecer respuestas cerradas, sino en abrir procesos que transforman la mirada y despiertan un deseo genuino de cambio.
Con esta segunda edición, el proyecto CONECTA —tal como fue concebido— llega a su fin. Pero su espíritu permanece vivo. Desde la Economía de Comunión, reconocemos que experiencias como esta solo son posibles cuando se parte de una lógica de fraternidad, reciprocidad y gratuidad: valores que están en el centro de nuestra propuesta económica y cultural.
Agradecemos de manera especial a Porticus Iberia por haber hecho posible esta apuesta, y al Institute for Socratic Dialogue por acompañarnos en este camino.
Como expresión viva del carisma que nos impulsa, la EdC organizó el lunes 21 de julio un encuentro informal en Barcelona. Fue un espacio espontáneo, pero profundamente significativo, donde varias personas de ambos grupos expresaron su deseo de seguir encontrándose y construir algo nuevo en conjunto. En la EdC sabemos que la comunión no termina con los proyectos, porque está tejida en las relaciones que perduran.
Estamos convencidos de que este proceso no termina aquí. En CONECTA hemos sembrado una inquietud, un anhelo de transformar los vínculos y de vivir la economía como un espacio de comunión. Hoy más que nunca, creemos que una economía distinta no solo es posible, sino necesaria. Y para construirla, necesitamos más espacios como este, donde la comunión deja de ser un ideal abstracto para volverse una experiencia concreta y transformadora.