Eli Folonari se ha apagado esta mañana. El recuerdo de Luigino Bruni
Eli Folonari fue desde los años 50 la colaboradora más cercana de Chiara Lubich: el Movimiento, su historia y su desarrollo habrían sido muy distintos si Chiara no hubiera conocido a Eli a principios de los años 50. Eli no fue solo una presencia decisiva para Chiara y para el Movimiento de los Focolares, desde muchos puntos de vista, sino que contribuyó también, de forma importante, al nacimiento y al desarrollo de la Economía de Comunión.
Venía de una familia importante de empresarios de Brescia (Italia). Era licenciada en economía y comercio, y vio siempre con gran cercanía y benevolencia todo lo que ocurría en el ámbito de la Economía de Comunión. Yo personalmente tuve ocasión de trabajar con ella durante muchos años y de ella aprendí muchas cosas, sobre todo la belleza de pasar toda una vida escuchando dos voces: la de la primera vocación a Dios y la del carisma, que al final eran la misma voz.
Volvemos a publicar con gratitud la entrevista que Antonella Ferrucci le hizo en vísperas de la asamblea mundial de la EdC del 20º aniversario, en Brasil. En ella, Eli nos desvela algunos detalles poco conocidos de los comienzos del proyecto, en los que, de paso, se muestra su alma y su rica personalidad. Si es cierto que el patrimonio más importante de las realidades que nacen de una espiritualidad son las personas, Eli es una parte significativa de esta herencia, que será cada vez más valorada con el tiempo, cuando estudiemos con mayor atención las raíces de la Economía de Comunión. Estamos seguros.
Una parte del alma de Eli se apagó el 14 de marzo de 2008, el día de la muerte de Chiara. Nos gusta pensar, creer y esperar que ella misma la habrá acogido hoy y le habrá dado las gracias también por nosotros.
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Aquel aterrizaje en Sao Paulo
Antonella Ferrucci
Eli Folonari ha acompañado muchas veces a Chiara en sus viajes, como su colaboradora más cercana. También estuvo con ella durante la visita a la comunidad brasileña de los Focolares en 1991, cuando nació la Economía de Comunión. Le pedimos que comparta con nosotros algunos recuerdos de aquellos días.
Eli, estabas con Chiara cuando aterrizasteis en Sao Paulo, viviendo con ella aquel momento ¿Qué recuerdas?
Recuerdo muy bien aquel momento. Estaba con Chiara. El avión dio algunas vueltas antes de aterrizar en Sao Paulo. Chiara vio la gran diferencia que existía entre los numerosos rascacielos y las favelas que rodean la ciudad, que eran muchas, muchísimas. Le impresionó mucho esta diferencia. En nuestra tierra también hay ricos y pobres, pero no había punto de comparación entre nuestra sociedad y la de Brasil. Cuando bajó del avión, esa impresión la llevaba dentro.
Después, cuando llegó a nuestra ciudadela, hablando con unos y con otros, expresó esta preocupación. Había incluso miembros Favelas_San_Paolo_CN_riddel movimento que vivían en estas favelas. Después de algunos días, se le ocurrió una idea que a mí me pareció muy nueva.
Idea que lanzó el 29 de mayo de 1991 y que después recibió el nombre de Economía de Comunión …
Si. Sabíamos que los cristianos deberían ayudar a los pobres, dándoles lo que les sobra ... Pero no, Chiaria dijo otra cosa distinta: “debemos involucrar a los empresarios para que obtengan más beneficios, para que mejoren como empresarios, para que ganen más y después repartir los beneficios”. En aquella ocasión pudo dirigirse a un buen número de empresarios y hacerles esta propuesta, que no solo da valor a su trabajo sino que lo aumenta. Explicó que en la empresa todos deberían participar y darse cuenta de este compromiso social: la comunión tenía que vivirse también dentro de la empresa. No debían existir divisiones tan fuertes entre directivos, empleados y obreros: cada uno debía contribuir según sus propias capacidades. Lo que sabe hacer un obrero no tiene por qué saberlo hacer el empresario y viceversa. Chiara daba valor a todos los protagonistas de la empresa, a todas las personas y todas las tareas, en el amor recíproco, para contribuir todos juntos al rendimiento de la empresa. Un rendimiento que debía servir no sólo para el bien de la empresa sino también para el bien de la sociedad, sobre todo para los pobres, para los que no consiguen salir adelante, muchas veces no por culpa suya sino por la situación general. Allí habló de la división de los beneficios en tres tercios. Chiara era muy concreta, en seguida iba a la práctica.
Ese mismo día Chiara se reunió con un grupo de jóvenes universitarios...
Aquel día, por la tarde, Chiara se reunió con los jóvenes y a ellos les confió el desarrollo de una nueva teoría que pudiera promover una sociedad nueva. Les pidió que se lanzaran y dedicaran tiempo de estudio para profundizar en esta nueva idea: ”esto que os digo ahora es una idea, pero después la aplicación concreta según los diferentes aspectos, las ventajas que aportará a la economía de una empresa o de un país o de una nación, os corresponde profundizarlo y desentrañarlo a vosotros.”
¿Qué recuerdas acerca de las reacciones que se produjeron?
La idea nueva que lanzó Chiara en Brasil se comunicó a todo el Movimiento y se extendió rápidamente por todo el mundo. Hubo muchas reacciones ya el primer año: desde el principio más de cien empresas se pusieron a disposición de Chiara diciéndole: nosotros también queremos vivir así, siguiendo esta línea. Más tarde empezaron a llegar, sobre todo de Brasil y Filipinas, los ecos de estas familias pobres que daban testimonio de lo que había supuesto para ellas recibir algo más: que un hijo pudiera estudiar o tener un puesto de trabajo. Además, eran ellos mismos los que decían –a Chiara le impresionaba mucho esto- “ya no hace falta que nos ayudéis porque hemos llegado a ser autosuficientes.” Habían dejado de sentirse pobres, también ellos querían empezar a “dar”.