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Bikelite: pedaleando hacia una economía circular

Existen más de dos millones y medio de aplicaciones disponibles en PlayStore. Hay aplicaciones para tareas de trabajo, administrar dinero, crear contenido digital, socializar e incluso para movilizarse. Esta vez los reflectores caen sobre una en específico: Bikelite.

di Lourdes Hercules

Probablemente en tu teléfono celular utilizas Waze o Google Maps para desplazarte con automóvil. Bikelite, aunque funciona de formas similares, se diferencia de estas en algunos importantes aspectos. Bikelite, como lo define su creadora, la chilena Paulina Barria, es un “sistema de movilidad urbana orientado 100% hacia la seguridad de los ciclistas. A diferencia de otras aplicaciones, Bikelite utiliza rutas que garanticen la seguridad de la persona. Es decir, cuando no existen ciclovías, la alternativa son vías en las que los automóviles van a un máximo de 30kms por hora”. Además, las características de las rutas son enriquecidas con el contenido que los ciclistas aportan, de manera que las vías son calificadas como seguras o peligrosas.

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Aunque la aplicación fue creada en Chile y lanzada en junio pasado, actualmente es utilizada por personas de todo el mundo. Tuvo un arranque con descargas de más de 15 mil personas y es diariamente utilizada por 5 mil. Sus creadores apuntan a  próximamente llegar a los más de dos millones de ciclistas que hay entre México, Colombia, Perú y Chile.

Otra característica que le ha hecho ganar seguidores a Bikelite es que gran parte de las utilidades serán dirigidas a la reforestación. “La idea es plantar árboles nativos donde más se necesiten. De hecho, hemos empezado con colaboraciones locales con gente de otros países de América Latina. Yo – comenta Paulina - estoy muy interesada en colaborar con las comunidades mapuche (indígenas de Chile), porque creo que ellos están haciendo una labor muy importante en el sur de Chile para la preservación del ambiente”.

Una empresa distinta, una empresa de comunión

La idea de crear Bikelite surgió como respuesta a una tragedia. Paulina recuerda que fue la muerte de Ivonne Ramírez la que  marcó su vida y le hizo dejar de hacer todo lo que estaba haciendo en ese momento para así desarrollar este proyecto. Ivonne era una chica colombiana de 28 años que hacía un voluntariado en Chile. Un día cuando ella iba en bicicleta, un bus la atropelló en una esquina y la mató. Esta era una esquina en la que en ocasiones anteriores ya habían sucedido este tipo de incidentes. “Pensé en que si una aplicación le hubiera dicho que se trataba de una ruta peligrosa, ella se habría salvado y en estos momentos estaría viva, continuando con sus obras de solidaridad”, relata Paulina.

Así, la aplicación fue tomando forma, bajo la idea de que el objetivo principal sería evitar que a más personas les ocurriera lo que sucedió con Ivonne. Pero no solo. En un cierto momento, como directora de esta pequeña empresa, Paulina se cuestionó: ¿Cómo debería ser una empresa en estos momentos tan críticos y convulsos? ¿Cómo debería ser una empresa que pueda vivir muchos años haciéndole un bien a la comunidad?Surgió como una reflexión – explica Paulina - que luego pude responder convencida de que Economía de Comunión es la manera como las empresas deberían dirigir la economía hacia el futuro”.

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Encontrar Economía de Comunión ha sido todo” agrega. Su encuentro con EdC de hecho es bastante reciente pero intenso. Paulina cuenta que de forma personal, a inicios de 2018 pasó por un proceso de conversión hacia la fe católica y experimentó una cercanía a la iglesia. Este mismo proceso la llevó a un retiro de Semana Santa con un grupo de sores llamado “Hermanitas del Cordero”. Estando en el retiro, a una de ellas le comentó que con las utilidades de la aplicación quería realizar obras de caridad. Además la visión de empresa que ella tenía. En ese momento, la sor la frenó y le dijo: “¡Lo que usted quiere hacer es lo que hacía Chiara Lubich, empresas de comunión!

 

En ese momento no puse tanta atención al nombre que me dijo, pero a penas llegué a mi casa empecé a buscar el nombre de una mujer que hablara de empresa sustentable, pero nada, ni siquiera sabía de qué época era. De repente sentí como si alguien me dijera “empresa de comunión”. Lo escribí en el buscador y encontré el sitio de Economía de Comunión, encontré la vida de Chiara Lubich, encontré la editorial de Ciudad Nueva en Chile y me compré aproximadamente 14 libros de Economía de Comunión” relata Paulina.

Sentía que poco a poco las respuestas a sus preguntas iban llegando. “Personalmente – cuenta Paulina- encuentro también muchas respuestas en el retomar los valores de las culturas ancestrales de América Latina (como la solidaridad y la reciprocidad), pero proyectándolos hacia el futuro, un futuro digital, de una economía circular que favorezca el desarrollo de la persona”.

En bicicleta hacia un futuro sostenible

La empresa espera que la aplicación pueda llegar a más ciclistas en todo el mundo. Que sea una herramienta útil para quienes se desplazan en bicicleta e incluso incentivar a las personas para que se sumen a usar este medio de transporte que, asegura, es menos dañino para el ambiente y ayuda a la salud física de quienes la usan. “Queremos transformar las ciudades a través de la comunidad y devolverle los espacios públicos a quienes le pertenecen, a las personas y no a los autos. Las ciudades en la actualidad se construyen con infraestructuras para autos y el auto es una cosa, no un ciudadano” dice la creadora de Bikelite.

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Hace pocos días Paulina participó del encuentro de Economía de Comunión que se realizó en Argentina. Durante el congreso, pudo ver a través de un video, a Chiara Lubich por primera vez. “Quedé sorprendida por la energía y fuerza con la que habla. Vi cómo movía sus manos y vi en ella la misma pasión que yo siento por lo que hago. Ver a Chiara hablar apasionadamente de las empresas de comunión me hizo sentir que en el fondo hablábamos el mismo lenguaje, me dio mucha fuerza para seguir adelante”. Actualmente Bikelite busca formar parte de la red de empresas de Economía de Comunión.

Siento que hay una serie de energías espirituales que acompañan este proyecto. Siento a Ivonne, que la tengo siempre presente y tengo la certeza de que ella está pendiente de este proyecto. Siento también a Chiara Lubich. Aunque tengo muy poco de haberla conocido,  sé que Chiara está apoyando este proyecto y que me dice ¡Adelante!” concluye Paulina.

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