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¿Te has preguntado alguna vez qué significa ser empresario de Economía de Comunión? 

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¿Te has preguntado alguna vez qué significa ser empresario de Economía de Comunión? 

Por Emilio Strapasson

publicado sul sito di edc Brasil

Ser un empresario de Economía de Comunión (EdC) significa ser un protagonista de empresas o estructuras formales e informales que conscientemente eligen vivir para la erradicación de la pobreza, adquiriendo un compromiso personal por esta causa, que se convierte en parte de su actividad. 

Para materializar esta elección, nuestros empresarios reconocen la comunión y comparten recursos (dinero, competencias, ideas, tiempo, trabajo) como una manera de colaborar con el mundo en la restauración de la justicia social.

Emprender teniendo como premisa el propósito de la EdC comporta también un compromiso con los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: erradicación de la pobreza, reducción de la desigualdad, trabajo digno y crecimiento económico.

Esto se refleja, en la práctica, en una gestión empresarial centrada en las personas y en una acción fuertemente comprometida en el triple impacto: social, ambiental y financiero.

Muy a menudo describimos la Economía de Comunión como una cultura. Y en efecto no es diferente para los líderes empresariales. Formar parte de la EdC implica reconocer algunos presupuestos éticos:

1. Conciencia personal – Me reconozco como una persona privilegiada (en recursos, salud, tiempo y/o conocimientos)

2. Conciencia sistémica – Formo parte de una única comunidad global y a mi lado identifico personas, iguales a mí, en un estado de profunda vulnerabilidad.

3. Vocación – Estoy llamado a ser un agente de transformación en la causa de la erradicación de la pobreza y la desigualdad.

4. Acción - Decido comprometerme en acciones concretas, compartiendo mis recursos (dinero, competencias, ideas, tiempo, trabajo) para generar más recursos y compartir aún más.

Además, nuestros líderes empresariales comprenden que todas las personas son iguales y merecen una vida digna, y por tanto no creen en una dualidad benefactores – asistidos, sino en una comunidad que comparte libremente recursos y oportunidades. Esta comprensión conduce también a una cultura del encuentro, de las relaciones recíprocas entre quienes comparten vulnerabilidades y oportunidades.

*Emílio Strapasson es director de Nueva Empresa y Emprendimiento de la Asociación Nacional por una Economía de Comunión en Brasil (Anpecom).

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