En la conclusión de la Escuela de EdC 2012, se confía a los jóvenes una nueva primavera para la EdC.
por Daniel Fassa
publicado en cidadenova.org.br
La mañana del cuarto y último día de la Escuela Latinoamericana de Economía de Comunión fue un momento para el “recuerdo”. No en el sentido de evocar un acontecimiento pasado, sino en el sentido de “volver a traer al corazón”, como sugiere la etimología italiana (ri-cordare). Así presentó Luigino Bruni el vídeo que recoge el momento en que Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, lanzó la Economía de Comunión, en mayo de 1991, durante una conferencia en el Centro Mariápolis Araceli de Vargem Grande Paulista, en Sao Paulo.
Chiara entonces dijo: "aquí, en Brasil, surge una idea: bajo el impulso de la comunión de bienes practicada desde siempre en el Movimiento, deberían surgir industrias, empresas, confiadas a personas competentes, cuyos beneficios sean puestos en común. De este modo, debería nacer una Economía de Comunión, de la que esta pequeña ciudad sería modelo, ciudad piloto. Queremos que los beneficios sean puestos en comunión libremente con el fin de ayudar a los necesitados, ofreciéndoles mejores condiciones de vida y la posibilidad de un puesto de trabajo. Y además, naturalmente, hacer que la empresa crezca. Y, por último, desarrollar las estructuras de la Mariápolis, con el fin de promover la formación de ‘hombres nuevos’, ya que sin hombres nuevos no se construye una sociedad nueva".
Palabras que los más de 200 participantes en la Escuela Latinoamericana escucharon con mucha solemnidad, casi como si se tratara de un nuevo momento de fundación, debido también a la presencia de gran cantidad de jóvenes, a quienes Bruni confía el surgimiento de una "nueva primavera" para la EdC.
"Creo que la gran diferencia de la EdC con respecto a otras propuestas económicas está en poner al empresario y al trabajador en el mismo plano, como hermanos. Manoel Carvalho Gontijo, de Salvador-BA.
"Desde que comencé la universidad en 2005, siempre he querido participar en los congresos de EdC. Sigo el proyecto desde hace 7 años y he hecho mi tesis sobre él. Siento una profunda admiración por los pioneros de la EdC, por los primeros empresarios que acogieron la propuesta, pero ahora siento la necesidad de un cambio. Ha llegado la hora de que yo asuma personalmente esta responsabilidad, sin tener miedo de seguir adelante. Todavía tenemos mucho que hacer", afirmó con emoción Silvia Martì, de Porto Alegre-RS, al comprometerse con el proyecto.