Escuela de EdC: La reciprocidad trasforma las empresas. Salir del paro emprendiendo.
Más de sesenta personas se dieron cita en el Centro Mariápolis Luminosa, de Madrid, el 21 de enero pasado para participar en la VIII escuela de EdC. Entre los presentes había empresarios, directivos, doctores y profesores universitarios de economía, estudiantes, funcionarios, empleados y religiosos, todos ellos con el común deseo de conocer más de cerca esta realidad que, como decía el título del encuentro, se está convirtiendo en signo de esperanza también para una España fuertemente sacudida por la crisis económica, con tasas altísimas de paro. Casi la mitad de los presentes (27) participaba por vez primera en uno de esos encuentros. Uno de ellos decía: “Me he acercado por curiosidad y ganas de conocer iniciativas cristianas en economía. Estoy muy gratamente sorprendido por su fuerza y robustez. Las conferencias han sido muy buenas y esclarecedoras (10 sobre 10)”.
La jornada estaba dividida en dos partes. La mañana estuvo centrada en la reciprocidad, perla del evangelio, y en su aplicación práctica en la economía y en la empresa. Después de una presentación teórica sobre “economía y reciprocidad”, algunos empresarios ofrecieron sus experiencias. Jesús Laso, Sole Alonso y Manuel Ramos hicieron presente con su vida las dificultades y el sacrificio, pero también la gran transformación que se produce en la vida empresarial cuando se pone en el centro la dimensión de la reciprocidad en las relaciones diarias. Efectivamente hoy, cuando falta el trabajo y los sueldos se reducen, es más necesario que nunca reconocer el don que hay en el trabajo.
Por la tarde, Javier Espinosa explicó porqué la EdC representa una gran esperanza para todo el mundo: para los pobres del tercer mundo, pero también para todas las personas que hoy están perdiendo su trabajo a nuestro alrededor. Para confirmar sus palabras, se presentaron algunas experiencias de personas que han salido del paro emprendiendo una nueva actividad: José Vicente y Lola levantaron de la nada la empresa Reciclabien, que recoge y recicla el aceite usado. Nuria Bermejo creó un negocio de importación y venta de productos de la India, empezando por los productos que conseguía traer consigo en sus viajes. Son seguramente testimonios pequeños pero que dan mucho ánimo. Así lo reconocía uno de los presentes: “¡Gracias! Ha sido una Escuela muy profunda y participada. Las respuestas dadas desde la “vida” creo que han dado testimonio y han convencido a los presentes, muchos de los cuales éramos “nuevos”. La presentación de experiencias reales de iniciativas es muy interesante e importante para estos momentos de crisis, especialmente para los jóvenes”.
El alto grado de participación y el diálogo intenso y profundo, han sido dos características de este encuentro. No sólo en la sala, donde intervinieron la mayor parte de los presentes, sino también en los pasillos, donde surgieron nuevas ideas y proyectos y se establecieron nuevas relaciones que madurarán y darán fruto si las cuidamos. Ha sido un encuentro construido verdaderamente entre todos.
Terminamos con la impresión de otro participante: “Es interesante y emocionante constatar que hay personas con una sensibilidad especial y con ganas de hacer las cosas de otra manera, de “cambiar el mundo” cada uno según sus posibilidades. Me parece muy bueno abrir esta idea a otras empresas, empresarios, personas… que no formen parte del Movimiento de los Focolares, e incluso que no sean cristianos católicos practicantes.” Con la despedida final, llegó también la nueva cita para el próximo congreso, precisamente abierto a todas las personas interesadas, previsto para el próximo mes de mayo, mes del aniversario de la EdC.